martes, 25 de octubre de 2011

Lo trivial..


...desde otra perspectiva se vuelve diferente. 

"La Victoria (nike) de Samotracia". Algún día voy a subirlo de nuevo; no se por qué, siempre lo levanto mucho más oscuro de lo que es en realidad.
"¿F=G x m1xm2?" (El pobre Newton nunca consideró la
                  2        posibilidad de que la masa de la luna
                d          del crepúsculo atrajese el cristal que yace
                            bajo el suelo entrerriano)


O si no, inspirémonos en el fastidio ante lo perentorio y arbitrario de los calendarios


No avanzamos en los tiempos
y vivimos dando vueltas
por esa vieja costumbre
de cambiar de mes a mes
cada casi treinta días.
Tomemos uno, por ejemplo
el viejo Octubre del perfume,
el fresco y los follajes,
y no nos bajemos nunca de él.
Sigamos en Octubre hasta el fin,
rompamos la rueda de almanaques,
de viejas y repetidas sendas,
y sepamos por fin cómo es el Tiempo
cuando un mes es liberado,
cuando un mes es desatado
y puede correr a su antojo...
Naveguemos en Octubre,
cabalguemos su lomo gigantesco,
nademos en su pecera
llena de aire florecido,
y seámosle fieles.
Que nos saque del Siempre,
que nos lleve hacia Después,
total,
con probar...

sábado, 22 de octubre de 2011

Depósito en caja de ahorro on line

 "Las ruinas circulares" (Si, si, algo tuvo que ver. Pero más que nada para el título: cualquier semejanza entre esta imagen y lo que le haya pasado a don Jorge Luis por la cabeza es pura coincidencia)


      En cierta forma, subir estos viejos papeles a la web es una forma de asegurarlos. Algo muy similar, en esencia, a lo que uno hace cuando deposita en su cuenta valores por home banking. No asegurarlos contra el robo, el plagio o el uso indebido, por supuesto (tampoco el sistema bancario da muchas garantías al respecto, si vamos a eso), sino preservarlos del Gran Delincuente: el Tiempo.
         Hasta no hace mucho, lograr la inmortalidad de las obras era algo que sólo podía conseguirse a traves del más rotundo de los éxitos. Había que ser de veras Bueno para que la sociedad no se olvidara de las propias obras, y un verdadero genio para que, asociado a ellas, perdurara nuestro nombre. Cuando no era así, la muerte del artista traía aparejada la de las obras: el remate, el basural, el fuego o el olvido las sepultarían tan honda y tan seguramente como a su creador.
           Hoy, en cambio, un pobre aficionado como yo las sube a la red, las comparte, y las pone en un medio que la muerte -por ahora- no afecta con tanta facilidad. No porque internet las preserve en función de su valor intrínseco, sino, por el contrario, por la olímpica indiferencia del sistema ante toda forma de manifestación. La web no juzga, no califica, no aprueba ni desaprueba: como una enorme ameba descerebrada y golosa, simplemente engulle y engulle, sin vomitar ni defecar jamás. Las cosas no tienen fecha tope de permanencia, las cosas no se tiran por falta de espacio, las cosas -olvidadas o despreciadas- simplemente quedan allí mientras su dueño no las edite.
          Y, cuanto más queden, más posibilidades hay de que, entre los millones de usuarios que tiene la ameba, aparezcan algunos que compartan el gusto del autor, bajen sus cosas y las preserven por su cuenta.
           Yo sigo, entonces, preservando de la humedad y de la polilla a estas cosas que, en su momento, me parecieron valer el esfuerzo de pintarlas o escribirlas. Quizá, si a nadie le gustan, queden en la eterna soledad para siempre, o quizás le interesen a alguien y ese alguien las guarde en su equipo. No lo se, y no interesa: el caso es que ni el tiempo, ni el fuego, ni los caños pinchados podrán jamás hacer que un día me encuentre preguntándome qué mierda había hecho yo de mi tiempo libre cuando tenia 15, 20 o 25 años.


 Sin título. Onda Magritte, me temo
"Lo malo del campo son los bichos"




Siguiendo con lo del home banking, subo acá borradores de argumentos que anoté para desarrollar más adelante. Papeles condenados al cesto, me los quedé, sin embargo, porque intuí que en su misma precariedad había un cierto encanto. Algo así como si el "borrador de cuento" se pudiese considerar un género aparte, y no un mero depósito de ideas a terminar. Algo breve y resumidísimo, pero completo a su  vez y amable de leer.


4 ARGUMENTOS JAMÁS DESARROLLADOS (POR PEREZA)

            -Una mujer encuentra en una esquina a otra, vestida exactamente igual que ella. Está de espaldas, así que no puede verle la cara. Trata de acercársele, pero la otra se aleja. La primera mujer aprieta más el paso, y la otra trota. Sin que lleguen a notarlo, el juego acaba en una carrera obsesiva. Corren largo rato por la calle; para la perseguidora, solo hay una cosa importante ahora: saber quién es esa mujer que copió su indumentaria, y averiguar por qué la rehuye con tanta desesperación.
            La acorrala en una tienda. La segunda mujer obre una puerta y se encierra en un armario para escobas. Su perseguidora, gozando de antemano su triunfo, abre la puerta y mira dentro del armario.
            El cuarto está oscuro y vacío, a excepción de un espejo en la pared del fondo, en el cual puede ver su propia y espantada cara.


            -Un sujeto descubre una mañana que su escritorio tiene un cajón más (tres donde antes había dos). Lo abre y, adentro, encuentra un libro forrado en piel y con las páginas en blanco, una estatuilla obscena, una especie de cuchillito, dos o tres objetos que no alcanza a definir pero que son mucho más pesados de lo que cabía esperar, y un vasito pequeño, turbio, y sucio. Los examina largo rato, pero nada lo ayuda a explicar la aparición del nuevo cajón. Al fin lo cierra, y deja la habitación para seguir con sus cosas.
            Al día siguiente, este tercer cajón no está, y el hombre concluye que debió haberlo soñado todo. Sin embargo, y aunque ni él ni sus allegados lo noten, él es ya esencialmente otro, íntimamente distinto del que fue.
            La naturaleza del cambio es malvada, e infinitamente atroz por lo secreta.


            -Una pareja madura comienza a perder el sueño a causa de un ruido acompasado en su habitación. De a poco los va obsesionando; dan en creer que quizá sea un caño obstruido (aunque los planos no indican caños en esa pared), y deciden picar ese muro.
            Extrañados, ven que sí hay un caño, pero que es de un color morado violáceo, que es blando, y que late. La mujer, con horror, grita que es una vena. El hombre, no muy convencido, lo niega, y para demostrarlo lo golpea con el pico.
            La sangre los estrella contra la pared opuesta, y casi los ahoga. Salvan la vida de milagro; venden la casa mal y barato, y se mudan a un departamentito moderno.


            -Dos locos deciden matar a un tercero. Lo encuentran en un bosquecito húmedo y oscuro (el día anterior había llovido), y se lo comunican. Desenfundan las armas.
            El tercer loco, desdeñoso, los mira y les dice: -“Moriré, es cierto, pero eso es apenas un hecho, y de ninguna manera podrá impedir que los árboles sigan reflejándose en los charcos”-
            Esto amilana un poco a los ejecutores; así y todo, luego de discutirlo un poco en un aparte, sigue con su decisión original y lo matan.
            Acto seguido van hasta un charco y, boquiabiertos, dandose codazos, sorprendidos, comprueban que lo que el otro dijo era la pura verdad.

jueves, 13 de octubre de 2011

País del que no vuelven los viajeros...

...frase que quizás en otros tiempos alguien reconocería como parte de los dichos del pobre Hamlet (y entendería que me refiero a la muerte, claro), pero que hoy en día, donde el prestigio y la imagen son asuntos de mucha más ponderación entre el público en general, la mayoría interpretará como una metáfora del Ridículo que, si se quiere, hasta se siente como algo peor que la misma muerte. Por lo menos, para los que no tienen puta idea de lo que hablan o que aún conservan alguna fe infantil en la propia inmortalidad.
Y si bien puede que sea cierto que nadie regresó jamás de ese impreciso lugar (ni del otro tampoco, si vamos al caso), las causas de tal imposibilidad no han sido muy discutidas que digamos. No se vuelve del ridículo porque es imposible recuperar el respeto ajeno luego de haberse mancillado, oh, en sus turbias miasmas? No se vuelve porque el respeto sólo se puede basar en el temor, y no hay forma de temer aquello de lo que uno se ha reído (que no otra cosa significa la palabra "ridículo")? No se vuelve porque entendemos que sólo puede haber grandeza con solemnidad y cara de culo, y que la cuasi-divinidad que algunos necesitan para admirar a otro es incompatible con las humanas chambonadas?
O será que, de tanto y tanto olvidarse de "como queda" uno ante los demás, y de tanto y tanto hacer el ridículo, uno se encallece, no le importa, y termina por darse cuenta de que no es un sitio tan incómodo como se creía cuando se era adolescente?
(Y no será esa preocupación por estar "fuera" o "dentro" del País del Ridículo una actitud netamente adolescente, indigna de mentalidades que, por adultas, deberían freír sus milanesas en aceite de mejor calidad?)
"Quién fué jamás al cielo/quién volvió jamás del infierno?" se preguntaba Khayyan cuando se hablaba de las dos formas que podía adoptar el país del que no vuelven los viajeros, dando a entender que no valía la pena gastar saliva ni preocuparse por temas de imposible solución. Ocuparse de cómo era ir o volver del ridículo, me retaría aquel persa tan piola, sería un asunto igual de estúpido de analizar: la actitud razonable, me indicaría, sería disfrutar todo lo posible de las cosas bellas que aparecieran en el camino, sin preocuparse después por la vuelta.
Predicando con el ejemplo, acá va otra zambullida mía en las aguas del papelón. Van dibujos y poemas relacionados, de alguna forma, con las Costas


 "Sea lo que sea, ya no anda más" (Un intento en la onda Ukiyo e)


"La costa es párpado del mar,
¡Velen, por dios, este ojo
airado que vamos hiriendo
a hélice día tras día!
Espumante, mira y mira,
se sacude y nos revisa,
y de noche,  oscura ira
se contiene por poder
contemplarnos otro día"

 "Quirópodus Duriensis" El fondo, claro, es tomado de una foto. Lástima: de no haber sido porque aparece en uno de esos buchones fondos de pantalla de Windows, hasta podría decir que lo inventé. Pero no. Ahora, eso sí: el gansito con manos por patas es criatura 100% mía.

"De la Aurora considerada como solvente" Creo recordar que me impresionaron unas ruinas mexicanas, pero no podría decir cuáles ni cuando.


Rompeolas (por el de Barcelona, y el de Paco Cepero)

Te veo y me alegra verte.
Mi pecho canta y siente la fuerza
que sos, que te hizo, y que te quiso.
Buque quieto,
negro brazo de puño extendido,
te hundís y asomás triunfante
de la blanca furia costera.
Vieja y quebrada ballena milenaria,
el mar te ha roto,
te ha gastado,
te enfría cruel en los inviernos,
y tapiza suave de alga y musgo
por ver de doblegarte
y volverte de nuevo a la tierra.
Pero, hermano, no puede.
Tus serias rocas, saladas al sol,
lo siguen y siguen desafiando.

Hay algo alegre en tu bravata:
el humano floreo de la pequeñez humana
esgrimiéndote atrevida contra el mar.

lunes, 10 de octubre de 2011

Diferentes formas de expresarse

 "56" Para los amantes del juego, el título está más que claro.

Pero no todo son dibujos. La irresponsabilidad estética que nos empuja a pergeñar estos dibujitos no se arredra ante otras formas posibles de agresión al público, y nos tienta a probar diferentes maneras de expresar una misma inquietud.
Por ejemplo:


El reloj me mastica la noche,
yo la lleno de locos,
desordenados recuerdos.
No duermo, no puedo,
no quepo en mi escaso sueño,
y me derramo en la conciencia.
Miro y no veo,
escucho
(el reloj me mastica la noche)
y me enredo en suaves,
incomprensibles sábanas
Las tres: qué horrible
qué larga es la noche inactiva.
Y todos esos locos,
desordenados recuerdos,
planes, juicios, decisiones,
fastidiando, pasando, incordiando,
una y otra, y una y mil veces,
¡Bueno, basta!
¿He de ser yo, también,
yo, de noche?


O.

El tiempo sopla en el reloj
y mueve como aspas sus agujas.
Este pequeño molino
de nervioso maquinar
no produce, no consume: sólo anda,
mojonando lo intangible
para los que Pasan.
El tiempo sopla en nosotros
y nos cala y erosiona,
y sólo lo notamos, cada tanto,
visitando, curiosos, nuestras ruinas.


O:

Has de imaginar una llama negra y silenciosa
que enfríe y que oscurezca,
y que entre unas nocturnas piedras
se eleve desde la leña que crea.


O si no este, que tiene que ver más con lo que quise hacer con los dibujos (y nunca me salió):

Pondré un cuadro en la pared
porque no tengo ventanas,
o tengo, pero no me gusta
lo que enchastran en mi cara.

Ha de ser cuadro en misterio,
con oscuros rincones secretos,
con sugerencias, sin certezas,
y sin luz en lo más claro.
Deberán meditar sus rostros,
tener alma los caballos,
del Infierno serán los perros,
y las damas, de Palacio.

Debe oler a frío y a sexo,
a bosque, a sangre y a vino.
Tendrá viejos botes negros
invitando, esperando en el riacho,
y un sol ido tras montañas
definitivas, altas, lejanas.

Y en su centro, concentrado,
un mocoso repasando entre sus manos
un juguete de luz gris:
mi ventana,
la calle, la gente, el fierro
frenético que transita,
el almacén, el quiosco...

Pero siempre son más digeribles, menos incómodos los dibujos. Hay menos intimidad en los dibujos de otro, menos vergüenza ajena ante el fracaso de las palabras


"La casa se reserva el derecho de admisión y permanencia"