martes, 2 de agosto de 2011

Desde la piragua

El sol recién se puso. Uno tiene los hombros cansados de remar, y hasta siente sueño por la prueba que el reverbero del sol en el agua le impuso a sus ojos desde el mediodía.
Los ojos pican, arden de sudor y solazo, y se entrecierran perezozos.
De golpe (es la hora) todos los pájaros hacen silencio a la vez. Sólo se escucha el susurro sedoso de la piel del agua en la proa, y el gotear del remo al salir del agua. Y entonces, en un recodo medio en sombras, en un parpadeo, uno ve, uno cree que ve, a uno le parece ver...
Pero parpadea de nuevo y ya no vuelve a ver.
Y sin embargo, sin embargo...


"Ninfa del Gualeguaychú"

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