De todos los deliciosos y perfectos horrores de Lovecraft que pude disfrutar, La Sombra Sobre Innsmouth fué el que más me apasionó. Me obsesionó: ilustré mi copia de la novela, ilustré sus sacerdotes, y hasta confeccioné un plano de la planta urbana basado en el relato (De chico, cuando yo leía, LEIA)
Y, en un rato libre y con más espacio, hice este lápiz. No sé si don Howard Phillips lo reconocería; mi memoria sigue asociándolo a los primeros escalofríos que recibí del hombre retraído de Providence
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