miércoles, 13 de julio de 2011

Uso práctico de la poesía

REspuesta a los que preguntan "Para qué carájo sirve la poesía, eh?"
Bueno, señores, pasa que a veces uno no encuentra palabras para decir lo que siente. Incluso un bocón charlatán como yo se encuentra con que el discurso racional, la definición precisa, no bastan para explicar esa nebulosa sensación que lo abruma.
Entonces recurrimos a tipos como Miguel Hernandez, que nos entrega el kit de explicación y forma, y nos ahorra horas y horas de darle vueltas en la cabeza.

"Umbrío por la pena, casi bruno,
porque la pena tizna cuando estalla,
donde yo no me hallo, no se halla,
hombre más apenado que ninguno."

"Pena con pena y pena desayuno.
Pena es mi paz y pena mi batalla,
perro que ni me deja, ni se calla,
siempre a mi lado fiel, pero importuno."

"Cardos, penas me ofrecen sus coronas,
cardos, penas me azuzan sus leopardos,
y no me dejan bueno hueso alguno,

no podrá con la pena mi persona
circundada de penas, y de cardos,
!Tánto penar para morirse uno...!"

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